sábado, 2 de agosto de 2008

anestesiada de televisión y eventos previsibles

No puedo volver, estoy atada de manos, pies ó lo que fuere. No sé quién soy, ni quiero saber. Estoy orbitando comodamente entre la mañana y la noche cual sonámbula repartiendo ocupaciones a las 12 horas de luz, para así agotarme lo suficiente como para no querer indagar en las profundidades de mi ser. Ando por la superficie menos peligrosa de este mundo anestesiada de televisión y eventos previsibles que mantienen mi respiración a un ritmo prudentemente sosegado. Desde aquí los saludo esperando despertar pronto, si es que alguien no me rescata antes
.
como diría emily:
El corazón pide placer primero,
después, ser excusado del dolor
y luego esos pequeños anodinos
que ahogan el sufrimiento.
Y luego ir a dormir
y más tarde, si esa fuera
la voluntad de su Inquisidor
el privilegio de morir

1 comentario:

Dylan Forrester dijo...

Quien fuera ese "alguien" para resucitar en ti el inocente cadáver del amor y la esperanza.
Sabes, tus palabras tienen algo de proféticas, pues me identifico con ellas mientras voy como a la sombra y a la espera.

Un abrazo...